viernes, 20 de septiembre de 2013

El fiscal anima a los policías del Faisán a delatar a sus jefes

«Espero que alguno haga lo mismo que Amedo hizo en el GAL» / Prefiere,sin embargo, que se les condene solamente por revelación de secretos

¡RECHACEMOS el catalanismo imperialista que sólo busca la anexión mediante la lengua de los territorios de Baleares, Aragón y Valencia y el sometimiento de sus poblaciones para recaudar sus tributos y esquilmar sus recursos!El fiscal del caso Faisán, Carlos Bautista, sostuvo ayer en su informe final que hay implicados «más arriba» que los dos policías del banquillo, y expuso el método para descubrirlos: «Vamos a esperar, si hay una sentencia condenatoria, a que algún coimputado haga lo que pasó en el GAL con el señor Amedo, es decir, hablar. Entonces, ya será otra cuestión». El fiscal mantuvo la petición con la que llegó a juicio: condenar a Enrique Pamies y José María Ballesteros, preferentemente, por revelación de secretos o, alternativamente, por colaboración terrorista. Durante una hora, Bautista defendió con vehemencia que el relato de hechos probados coincide al milímetro con la versión del equipo investigador, cuyas tesis asumió «íntegramente».

El fiscal sólo reconoció una «falla» en la investigación, muy alejada, eso sí, de las que esgrimen las defensas: que hay otros implicados aún no identificados o contra los que no hay indicios suficientes.

El ausente más evidente es el ex director de la Policía Víctor García Hidalgo, que llegó a estar procesado por encargar el soplo al ex jefe superior del País Vasco. Él sería el primer candidato si alguno de los acusados se decidiera a cantar, pero no sería el único. «Un cierto tufo a conspiración tiene esto», dijo el fiscal al recordar que aún hay teléfonos clave a los que no se ha podido poner nombre.

El Ministerio Público hizo una única modificación de su escrito de acusación y fue para sumarse a la tesis de los investigadores de que el chivatazo tuvo un móvil político. Donde antes se leía que ese móvil no estaba «debidamente acreditado hasta la fecha», ahora debe leerse que el chivatazo buscaba «no afectar una determinada estrategia de lucha contra terrorista». Es decir, no estropear la negociación con ETA que, según recordó el fiscal, tenía abierta en 2006 Rodríguez Zapatero. «La estrategia de la lucha antiterrorista pasaba por eso. Pero, claro, Pamies es el táctico, el que decide cómo se hace el soplo sobre el terreno. La estrategia la hace alguien que no está sobre el terreno...», prosiguió, volviendo a las ausencias en el banquillo.

«Me parece claro que se produjo, por medios criminales, ilícitos y delictivos, una coadyuvación a un objetivo que era legítimo: acabar con ETA mediante un proceso de paz», resumió, insistiendo en que hubo delito, pero haciéndolo bascular lejos de la colaboración a la vista de la intención final de los policías. Con la doble petición de condena por revelación de secretos y colaboración, el fiscal cumplía «a rajatabla» la orden del fiscal general de acusar por una colaboración en la que la Fiscalía de la Audiencia nunca ha creído.

El fiscal desmontó primero y ridiculizó después el elemento más novedoso del juicio: la coartada de Pamies y su confidente. No sólo el Romano debe al mando policial «la hacienda y la vida», lo que cuestiona su credibilidad, sino que el supuesto encuentro en el corazón del País Vasco francés el día del soplo no es creíble porque habría sido «un suicidio». «La cita es una falacia dentro de un bulo envuelto en una mentira», resumió.

No habría sido el Romano el único en mentir. «La señora Teresa ha mentido en el juicio para favorecer a Pamies», dijo rotundo, refiriéndose a la policía de San Sebastián que sirvió de «fuente» a Pamies. Pese a lo terminante de la afirmación, no pidió investigarla por falso testimonio.

El aún hoy jefe superior también debió de revolverse en la silla cuando el fiscal respondió a su frase del lunes de que usar su móvil oficial para el soplo «no se le ocurre ni al que asó la manteca». «Es verdad», concedió Bautista, «pero había cierta sensación de impunidad, o a lo mejor quien era el táctico [Pamies] decidió que quería una prueba contra el estratega [el que le dio la orden usando el mismo teléfono]. O la peor de las opciones, la chapucería nacional, como ya ocurrió en los GAL, cuando alguien gastaba los fondos reservados en el casino. A lo mejor cuando alguien juega a Harryel Sucio acaba convirtiéndose en Torrente».


Goodfellas 

El fiscal Carlos Bautista demostró ayer que conoce al dedillo el sumario sobre el chivatazo. Su exposición de los hechos, en su informe ante el tribunal, demuestra que no ha dejado nada a la improvisación y que su petición de condena a los acusados se basa en una convicción firme, que no deja resquicio a la duda.
Bautista, que ha reconocido que a veces ha llegado a soñar con escenas del chivatazo a ETA, tal era su obsesión sobre este delicado sumario, se permitió incluso algunas licencias que, sin embargo, no desentonaron con un relato preciso y metódico de lo que sucedió el 4 de mayo de 2006 en el bar Faisán.

Comenzó con una mención a la película de Ford CoppolaEl Padrino. Recordó la referencia del jefe de la mafia a «uno de los nuestros», para hacer comprender al tribunal el porqué de algunas declaraciones de jefes policiales. Probablemente, Bautista confundió El Padrino con Goodfellas (traducida como Uno de los nuestros), una película de Martin Scorsese. Un error que no le perdonará su jefe, Eduardo Torres-Dulce.

Pero, en efecto, Enrique Pamies es, para muchos policías, «uno de los nuestros», un funcionario que ha cumplido con su misión y que tiene un historial impecable en la lucha contra ETA.

En un momento de su intervención, Bautista expresó un deseo que llamó la atención del tribunal e incomodó a los acusados: «Que acaben hablando como Amedo en los GAL».

El fiscal está convencido de que Pamies era el «táctico que decidió la estrategia sobre el terreno», pero por encima de él había otros que decidieron lo que había que hacer. El Ministerio Público coincide con la tesis del responsable de la investigación, Carlos Germán, quien ha manifestado que el soplo tenía una «finalidad política».

Para Bautista, el chivatazo tenía como objetivo «evitar la detención de Gorka Aguirre (dirigente del PNV y miembro de la trama de extorsión) y no afectar a una determinada estrategia de lucha antiterrorista».

Es decir, que había un fin político indudable, que los autores intelectuales tenían que ser parte del Gobierno, que puso en marcha la negociación con la banda, pero que, por el momento, no se puede proceder contra ellos porque están protegidos por el silencio (la omertá) que mantienen los acusados.

Pero esa frase («no afectar a una determinada estrategia de lucha antiterrorista») es la que da pie al fiscal para no pedir condena por colaboración con banda armada o tan sólo considerarla como una alternativa al delito de revelación de secretos –por el que solicita entre un año y medio y dos años de cárcel–.

Bautista cree que los policías que informaron a ETA de la operación Urogallo no querían ayudar a la banda –colaboración–, sino que actuaban en el marco de un plan que contemplaba la desaparición de la misma, en línea con la política puesta en marcha por Rodríguez Zapatero.

Sin duda éste es un aspecto medular, que incluso puede considerarse como un incumplimiento de la orden que dio el fiscal general para que se incluyera el delito de colaboración en la petición del Ministerio Público. Bautista ha actuado en función de un principio: la colaboración supondría que el Gobierno socialista quiso ayudar a la banda con el proceso de negociación. Algo que parece lejos de la realidad.

casimiro.g.abadillo@elmundo.es

«Me dijo: ‘Para no fastidiar todo el proceso’»


El tribunal escuchó ayer el contenido de la baliza que grabó la conversación entre el dueño del Faisán, Joseba Elosua, y su yerno, Carmelo Luquin, de la que se concluyó que había habido un soplo.
Elosua.– Dice que no hable por el teléfono del bar con esa gente por lo menos, que lo tengo machacado. Me ha entrado agua [en argot, está pinchado].
Luquin.– Oye, no vas a decir que te he llamado yo, ¿eh?. Para no fastidiar todo el ‘proceso’. Que luego vamos a armar aquí un zipizape si dices que te he llamado yo. Pero si esto no depende de mí, que se rompa o no se rompa... Me llamaba como si yo fuera, no sé... algún...
Elosua.– Le he dicho yo: «Me ha parecido que usted estaba en el portal». Dice: «Sí, estaba para darte el recado». Es que éste me hubiera enganchado arriba, y sabrían dónde vivo.
Luquin.– Estaba en casa...
Elosua.– Estaba en casa. Y de la Ertzaintza no es, porque si fuera de la Ertzaintza... Gorka no...
Luquin.– Es un madero.
Elosua.– Es un madero. Además, me ha dicho: «Tienes policía ahí en la frontera, ¿eh? Para cogerle a José Antonio» [Cau fue arrestado también semanas después junto a Elosua, por su presunta implicación en la trama de extorsión etarra].
El tribunal tiene previsto concluir el juicio el lunes, tras escuchar los informes de las acusaciones y las defensas y dar la última palabra a los acusados.

1 comentario:

  1. Ya casi estamos acabando con esta vergüenza nacional. Y los de la casta, osea, los del ministerio que entonces mandaba el químico, se van de rositas. Y para más inry, el fiscal dice que canten por soleares, no creo que lo hagan una vez premiados...., eso entra dentro del estatus de los de la kgb. Y ya lo saben, España va bien.

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