sábado, 28 de noviembre de 2009

Sobre presiones y respetos


Sobre presiones y respetos
26 de Noviembre de 2009 - 20:16:05 - Luis del Pino
La verdad es que estoy atónito contemplando el espectáculo organizado en torno a la esperada sentencia acerca del estatuto catalán.

Doce periódicos catalanes han publicado un manifiesto que constituye una clara presión sobre el Tribunal Constitucional. Presión que se suma a anteriores declaraciones de responsables políticos de la izquierda y el nacionalismo, también orientadas a conseguir que el Tribunal Constitucional apruebe una norma que acaba con esa misma Constitución que da sentido al Tribunal.

Y la reacción mayoritaria de los medios que se oponen a la aprobación de ese estatuto; la reacción mayoritaria de los partidos que deberían exigir que el estatuto sea declarado inconstitucional y la reacción mayoritaria de esa parte de la sociedad que se opone a que la Constitución sea abolida por la vía de los hechos consumados consiste en.... ¡pedir respeto para el Tribunal y decir que no debe presionársele!

Sinceramente, no doy crédito a lo que oigo.

¿Cómo que no se presione al Tribunal? ¿Y por qué no se le iba a presionar? En una democracia, cualquiera tiene derecho a manifestar su opinión sobre un tema polémico como es la sentencia del estatuto. Y tiene derecho a manifestar esa opinión tanto antes como después de emitida la sentencia. ¡Pues sólo faltaría que también nos prohibieran manifestar nuestra opinión sobre cómo debería ser una sentencia de tanta trascendencia!

Pero lo que me preocupa principalmente en lo que vengo oyendo estas últimas semanas no es el respeto abstracto a la libertad de expresión de todo el mundo, incluidos los nacionalistas.

Lo que me más me preocupa es otra cosa: que, al secundar esos huecos llamamientos a que se deje trabajar tranquilamente al Tribunal, lo que se está haciendo es caer en la trampa de "aceptar de antemano" cualquier sentencia que el Tribunal dicte. Y me van a perdonar ustedes, pero yo no estoy por la labor.

Rajoy (cuyo papel como anestésico de la base social del PP cada día está más claro) lo ha expresado perfectamente: "respetaremos lo que diga el Tribunal". ¿Ah, sí? ¿Respetará el señor Rajoy lo que diga el Tribunal Constitucional, aunque el Tribunal dictamine que Cataluña es una nación? ¿Aunque el Tribunal consagre una relación de bilateralidad entre Cataluña y España? ¿Aunque la sentencia del Estatuto deje en pie una parte suficiente del tinglado como para que el resto de los españoles sigamos siendo esquilmados por la casta política catalana? ¿Aunque la sentencia consagre que se puede multar a quien rotule en castellano o que se puede negar a los padres el derecho a educar en castellano a sus hijos? ¿También en esas circunstancias respetaría usted la sentencia, señor Rajoy?

Yo, desde luego, no tengo la más mínima intención de respetar la sentencia del Tribunal si esa sentencia no se ajusta fielmente a lo dispuesto en el espíritu y la letra de la Constitución. Porque esa Constitución es la norma suprema votada por todos los españoles y no puede derogarse, ni siquiera parcialmente, sin consultar de nuevo a todos los españoles. Ni siquiera el Tribunal Constitucional puede enmendar la Constitución por la vía interpretativa.

Y reaccionar a las presiones de los nacionalistas limitándose a reclamar respeto para el Tribunal Constitucional es tanto como renunciar de antemano a toda posible denuncia una vez que la sentencia sea emitida. Lo cual es tanto como servirle en bandeja al PSOE y a los nacionalistas una solución de compromiso, consistente en tirar abajo los aspectos más cosméticos del estatuto y dejar intacto el meollo de esa norma anticonstitucional. Si caemos en esa trampa de reclamar ahora "respeto para el Tribunal", ¿cómo vamos luego a alzar la voz, una vez que nos hayan metido el gol y la Constitución quede derogada de facto?

Que los nacionalistas presionen cuanto les plazca al Tribunal Constitucional. Si los editores catalanes quieren acordar editoriales, allá ellos. Como si quieren imprimir el editorial en todos los rollos de papel higiénico que se vendan en Cataluña.

A las presiones hay que contestar con presiones. Y lo que hay que hacer no es reclamar respeto a un Tribunal que está paladinamente controlado por las instancias políticas y que ha demostrado ya en múltiples ocasiones (con todas las excepciones individuales que ustedes quieran) que no es digno de ningún respeto.

Lo que hay que hacer es lanzarle al Tribunal Constitucional (y a quienes intentan mover sus hilos) un mensaje claro y nítido:

"Cualquier cosa que no sea declarar la completa y absoluta nulidad de todos y cada de uno de los aspectos inconstitucionales del estatuto, cualquier cosa que no sea garantizar que todos los ciudadanos españoles seamos plenamente iguales en derechos y obligaciones, representará una quiebra del sistema"

Y, si las presiones de los nacionalistas siguen in crescendo, quizá alguien debería plantearse que a lo mejor es bueno salir a la calle, para que el mensaje se reciba alto y claro en el Alto Tribunal.

Lo demás son pamplinas, destinadas a intentar que la sociedad termine tragando con una sentencia manifiestamente injusta.

1 comentario:

  1. Eso, vamos a salir a la calle, y quien los convoca, ccoo, o ugt, que los dos tienen que callar y no hacer ruido, que por algo les han llenado los bolsillos de pasta.
    Si salimos a la calle, será los de siempre, para pedir justicia, pero como este pais es de muchas leyes pero poca justicia, pues estaremos en el mismo sitio.

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